Estamos atravesando una etapa compleja para todo el mundo, un año atípico por los diferentes sucesos que se han presentado

Los tres problemas principales que nos impiden avanzar en la mitigación del cambio climático: la pobreza, la inequidad y la histeria ambiental

Sin duda, estamos atravesando una etapa compleja para todo el mundo, un año atípico por los diferentes sucesos que se han presentado, desde la catástrofe ambiental de Australia o los incendios recientes en Estados Unidos que consumen cientos de miles de hectáreas, hasta la pandemia por el COVID-19, que han ocasionado crisis sanitarias y económicas en muchos países. En paralelo, la crisis ambiental y social sigue avanzando y no podemos dejar de lado las acciones que se han planteado para mitigar su impacto, el tiempo juega en contra y los daños pueden ser irreversibles.

Así que es momento de abordar un tema que nos impacta directamente, tres problemas que nos impiden avanzar en la solución al cambio climático: la pobreza, la inequidad y la histeria ambiental. ¿Y por qué se identifican estos tres problemas como un obstáculo? La respuesta es clara: la falta de recursos para acceder a educación de calidad en diferentes países, ha ocasionado que gran parte de la población no tenga la oportunidad de acceder a una mejor calidad de vida, representada en mejores ingresos económicos. Esto a su vez limita el acceso a información real, que de las bases para entender los graves resultados que están ocasionando los daños ambientales. Además, los modelos económicos desarrollados hacen que el precio sea el factor principal del consumo, sin tener en cuenta que los costos a largo plazo evidentemente serán mayores, convirtiéndose esto en una problemática cultural.

Entonces es momento de preguntarnos: ¿quiénes deberían liderar estos cambios? ¿Las políticas gubernamentales para combatir el cambio climático están surgiendo efecto? El Acuerdo de París, firmado por 184 países en el 2015, en el que todos los gobiernos se comprometieron a reducir sus emisiones con miras al año 2030, es tal vez la iniciativa más fuerte que se ha planteado y Colombia, específicamente, asumió el compromiso de reducir hasta un 30% sus emisiones. ¿Qué estamos haciendo para cumplir? El estado ha asumido su responsabilidad y está en proceso de fortalecer los programas enfocados a lograr esta meta, actualmente contamos con una ley de cambio climatico, un impuesto al carbono, para generar recursos para el sostenimiento y cuidado de los parques naturales, adicional a que una parte importante está siendo destinada a proyectos de mitigación y reducción de emisiones vía la NO causación del impuesto; aún así hay quienes están en contra de este tributo y siguen priorizando el consumo de combustibles fósiles por encima del cuidado del planeta.

El valor de la tierra, se mide en “tierra limpia” y no en la valoración económica de los servicios ecosistémicos que se pueden obtener de la misma, como los árboles y los bosques, por ejemplo. Es por esto que se sigue generando la deforestación desenfrenada y la pobreza en el campo, la deforestación se sitúa como la principal causa de las emisiones del país.

Nos queda poco tiempo, el momento de actuar es ahora y todos tenemos la responsabilidad de aportar desde nuestro campo.  Debemos trabajar en el actuar concretamente y no entrar en una histeria ambiental colectiva, donde se busca atacar todo tipo de iniciativas o encontrar el lado negativo de los pequeños avances, necesitamos madurar en estos pensamientos para lograr el cambio y ser conscientes que estamos en una transición para generar una transformación.

Las acciones deben ir más allá de abrazar un árbol o arengar en una marcha, realmente debemos tener claro que juntos podemos alcanzar un desarrollo sostenible y una prosperidad climática a partir de soluciones basadas en la naturaleza. ¿Cómo? Dándole valor a los servicios ambientales que prestan los bosques, aumentando la base del impuesto al carbono, desincentivando el consumo de combustibles fósiles y premiando las nuevas formas de generación de energía como la biomasa, solar y eólica.

Una estrategia para frenar la deforestación es generar recursos a través de bonos de carbono, sumado, por supuesto, a un impuesto al carbono y a una opción de NO causación, ¡ESTA ES LA CLAVE! Pero para lograrlo es necesaria la educación, no de nuestros campesinos ellos lo saben; sino de nuestros políticos, empresarios y profesionales. El desarrollo de políticas públicas claras y mecanismos financieros que sigan incentivando el cuidado de los bosques es determinante. Al tener esto estaríamos resolviendo no solo la crisis por la deforestación, sino que también estaríamos generando recursos para estas comunidades que a su vez podrían educarse y romper los círculos de pobreza que los atrapan como un gran remolino. Evitaríamos que los campesinos busquen “limpiar” y deforestar sus predios para obtener recursos y mejor les den otro valor a sus tierras.

Pensar en el futuro es pensar en el planeta, más acciones y menos frases motivacionales nos ayudarán a mantener el planeta con vida, así que desde hoy podemos empezar a cuestionarnos, ¿qué estamos haciendo para preservarlo? Hoy podemos hacer que nuestra vida justifique algo en el planeta.

Únete al cambio, ¡somos CO2CERO!

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