Hablemos sobre madera

Desde épocas antiguas el uso de la madera ha sido una constante en la vida de los seres humanos. Su versatilidad y facilidad de acceso la posicionaron rápidamente como un elemento que suplía todo tipo de necesidades (vivienda, transporte, construcción, por mencionar algunos).

Con el paso del tiempo y debido al crecimiento demográfico de las regiones y la alta demanda de materiales de construcción, la sobreexplotación de la madera de manera irresponsable, generó no sólo la destrucción de valiosos ecosistemas, sino que además dificultó su uso desencadenando la migración al uso de materiales como el concreto y el acero, elementos que sin embargo son altamente contaminantes para el ambiente. En la actualidad y debido no sólo a la alta demanda del mercado por materiales sino a la conciencia colectiva de las futuras y presentes generaciones con relación a la preservación y el cuidado del ambiente, la madera se ha convertido en el “favorito” de muchos.

Existen varias ideas erróneas con relación al uso de la madera, ya que lo primero que piensa la gente cuando se habla de este material es que se están acabando con las selvas o bosques nativos para usar los troncos de los árboles en diversas obras y se está destruyendo la diversidad de los ecosistemas de los que se extrae este elemento. Queremos aclarar que está percepción está muy alejada de la realidad.

La madera es el único recurso renovable de la naturaleza. Gracias a esta grandiosa característica sus usos son ilimitados; es erróneo pensar que en la actualidad se siga acabando con la diversidad ecosistémica de las regiones para extraer madera, la conciencia colectiva y la responsabilidad corporativa de muchas empresas ha facilitado que los protocolos de extracción, procesamiento y comercialización de la madera se hagan de manera sostenible y no afecten las condiciones ambientales. Un ejemplo de esto son las plantaciones de árboles que se usan para extraer papel. Se tiende a pensar que para obtener este recurso se talan millares de hectáreas de bosques por razones comerciales y no es así, las empresas que comercializan este producto plantan específicamente especies que cumplan esta función y que puedan ser usadas para ello; además en el proceso se encuentran capturando CO2, proceso vital que nos ayuda a desacelerar el cambio climático.

Las personas tienden a estigmatizar la práctica de la comercialización de la madera sin considerar que desde siempre los recursos naturales han sido elementos transables en los mercados (para mencionar algunos ejemplos está la minería, los alimentos, el agua) lo que no se detienen a mirar muchas veces, es que cada vez más existen protocolos que incentivan no sólo la conservación y el cuidado de la fauna y flora de las regiones en las que se tienen estás plantaciones comerciales (Proyecto CRECER) sino que su modelo comercial se hace desde bases sostenibles y ambientalmente amigables.

Cambiar la mentalidad de las personas es una tarea titánica pero no imposible. La tarea está en demostrarle a las personas que estos mitos necesitan ser aclarados y superados. Es importante tener en cuenta que el planeta se salva si es rentable hacerlo, y a pesar que sea una posición algo “dura” es la forma en la que funcionan las dinámicas alrededor del planeta. De nosotros depende seguir incentivando estas “nuevas formas” de hacer las cosas y replicar la voz que nos ayude a desmitificar el papel de la industria ambiental.

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